martes, agosto 22, 2006

texto sobre la revolucion cubana (Martin D.)

Un mexicano en la revolucion cubana


Todo empieza una noche de septiembre de 1957 cuando un grupo de cubanos desembarca en el pueblo. Todos estábamos confundidos porque no encontrábamos una explicación a porque este desembarco cubano.
Se me pasaron mil razones por la cabeza sobre este hecho, en especial, el que mas se adecuado me parecía, para describir esta situación, era el de invasión, pero luego unos días mas tarde en la escuela del pueblo, mi hijo, Oscar hablo con un chico cubano de su división y le contó que el dictador cubano Batista los había echado por revolucionarios.
Luego unos días se empezaron a escuhar protestas de los cubanos y mi hijo cada vez se hacia mas amigo del chico cubano. Yo intente separarlos porque pensaba que si seguían juntos el cubano le iba a terminar lavando la cabeza, pero no logre hacer nada, lo único que logre fue que nos peleemos y que se vaya de casa y se uniera a su amigo.
De vez en cuando venia a casa a hablar y me contaba de sus planes y lo que había que se hablaba en cada reunión de preparación, era increíble lo que me decía, me contaba que iban a invadir Cuba y que iban a derrocar a Batista y que iba a tomar el poder un “tal” Luís.
De pronto, llego al pueblo un muchacho que estaba interesado en los cubanos. Mi hijo no pudo saber nada sobre el, ni como llego a Luís tan rápido, lo único que sabia era su nombre, Ernesto Guevara de la Serna, a quien apodaban “el Che”.
Este hombre luego se fue tornando una especie de modelo a seguir de todos los cubanos.
Días más tarde mi hijo me contó que ya estaban casi listos para volver a su patria, el Che fue el incentivo que les faltaba a los cubanos para animarse a realizar la revolución.
En Enero de 1959, Oscar me contó que Luís había comprado una lancha y que estaban listos para partir hacia Cuba.
La noche anterior a la ida de mi hijo, fue la ultima de convencerlo a que no se vaya pero no pude.
A la mañana siguiente fui a despedir a mi hijo, pero como no pude aguantar la perdida de mi hijo me metí en la lancha para poder seguir viviendo con el y cuidándolo.
El viaje fue horrible todos estábamos apretados, se había superado claramente la capacidad máxima de la embarcación.
Cuando llegamos a Cuba todos bajamos desesperados del barco, fui a buscar a mi hijo, pero cuando lo encontré estallo la revolución.

 

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